Los controles de precios, un veneno estatista que mata la salud

Introducción: Cuando el Estado “cura” matando

El desabasto de 3,000 medicamentos esenciales en Francia —desde antibióticos hasta tratamientos oncológicos— no es una casualidad: es el resultado directo de décadas de controles de precios, subsidios mal diseñados y nacionalismo farmacéutico. Este “caso de manual”, como lo define Mises Wire, ejemplifica cómo el intervencionismo estatal convierte la salud en un campo de batalla ideológico, donde pacientes y médicos son las bajas colaterales. Desde Solución Mutua, denunciamos que los controles de precios son un ataque a la soberanía individual, la innovación y el acceso real a medicinas.


1. La receta tóxica: Controles de precios + burocracia = escasez

Francia repite los errores que Solución Mutua combate:

  • Precios máximos absurdos: El gobierno fija el precio de medicinas como la amoxicilina un 40% bajo su costo de producción, obligando a laboratorios a abandonar líneas “no rentables”.
  • Subsidios clientelares: El sistema de “reembolso estatal” encubre un robo: los contribuyentes pagan impuestos altísimos (45% del PIB) para financiar un sistema que no provee medicinas.
  • Proteccionismo suicida: Leyes como Le Pacte Santé exigen que el 80% de los fármacos se fabriquen en Francia, ignorando que solo el 20% de los principios activos se producen localmente.

Resultado: 1 de cada 3 franceses ha sufrido desabasto en 2024, y farmacias improvisan “kits de emergencia” con dosis limitadas.


2. La mentira de la “salud pública gratuita”

El modelo francés demuestra que la estatización de la salud es un espejismo:

  • Fuga de laboratorios: Sanofi y Servier trasladaron plantas a Suiza y EE.UU., donde precios libres permiten invertir en I+D. Francia perdió el 30% de su capacidad productiva en 5 años.
  • Mercado negro floreciente: Antibióticos como Augmentin se venden a 10 veces su precio oficial en redes clandestinas, mientras el Estado persigue a vendedores… no a sus propias políticas.
  • Ironía mortal: Francia gasta el 12% de su PIB en salud (más que EE.UU.), pero sus hospitales racionan quimioterapias.

3. Alternativas libertarias: Mercados libres para una salud verdadera

Frente al caos, Solución Mutua propone:

a) Abolir controles de precios

  • Permitir que oferta/demanda fijen precios reales, como en Suiza, donde no hay desabasto y los medicamentos son un 20% más baratos que en Francia.
  • Eliminar impuestos a importaciones de fármacos (en Francia llegan al 25%).

b) Competencia, no monopolios estatales

  • Farmacias mutualistas: Cooperativas de pacientes que compran medicinas al por mayor sin intermediarios (ej: modelo de Médicos Sin Fronteras para zonas pobres).
  • Patentes flexibles: Acortar plazos de exclusividad para genéricos, pero sin caer en el error venezolano de expropiar patentes.

c) Responsabilidad individual

  • Cuentas de ahorro en salud (como HSAs en EE.UU.) donde cada persona gestiona sus fondos para comprar seguros o medicinas.
  • Apps descentralizadas (ej: blockchain) para comprar fármacos directamente a productores.

4. Lecciones para Latinoamérica: De no repetir el error francés

México, Argentina y Venezuela imitan este modelo fallido:

  • Caso México: La INSABI prometió “medicinas gratuitas”, pero el 60% de hospitales reportan desabasto crónico. Mientras, COFEPRIS tarda 2 años en aprobar genéricos.
  • Solución real: Permitir que farmacéuticas privadas y cooperativas compitan libremente, como en Chile, donde el acceso a medicinas es el más alto de LATAM (95%).

Conclusión: La salud no es un derecho estatal, es una responsabilidad individual

Los controles de precios no son “protección social”, sino un experimento macabro donde los pacientes son ratas de laboratorio. Como dijo Bastiat: «El Estado es la ficción por la que todos quieren vivir a costa de los demás». En medicina, esa ficción mata. La verdadera solución está en mercados libres, propiedad privada y cooperación voluntaria: pilares donde la vida humana vale más que los dogmas estatistas.

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